Con este vino se pretende captar la esencia de los vinos de crianza de la Ribera del Duero, pero con un toque más moderno, frutal y redondo. Para él se destinan parcelas viejas de 40 a 60 años, todas con formación en vaso y que cumplen los requisitos de calidad que marca la bodega (tipo de suelo, bajas producciones, datos analíticos…). Todos los años estrenan barrica nueva de roble francés y americano, y la crianza comienza realizando la fermentación maloláctica en estas barricas.
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